Historias de fraudes de siniestro de seguro. Lo que significa para ti y porqué es importante saberlo.

Tanto en las películas de acción como las que tienen más superhéroes de los que se pueden contar, la premisa es básica: ¿cómo cometer el crimen perfecto?
La ficción que disfrutamos en las pantallas grandes puede hacer soñar a cualquiera sobre las posibilidades de estafar sin consecuencias.

El crimen perfecto es evidentemente no ser atrapado mientras se logra una recompensa. No es una tarea fácil, pero en la vida real ¿cómo es el mundo del fraude en seguros? ¿Se puede cometer el crimen perfecto? ¿Te arriesgarías?

Los fraudes de seguro son como un iceberg: apenas un 20% se reconoce, se expone y representa una pérdida para la persona o empresa que lo está cometiendo. Un 40% se detecta, pero no se da a conocer (se da especialmente en obras de arte e industrias que por su naturaleza deben tener anonimato). Mientras el 40% de los fraudes restantes no se detectan (de acuerdo a los estudios anuales de E&Y).

Los fraudes más frecuentes en contra de las aseguradoras se dan durante las reclamaciones, cuando un asegurado piensa que puede obtener una indemnización más alta de la correspondiente a los daños.

La cifra de fraudes sigue creciendo y si hace 5 años las pérdidas equivalían al 10% del total pagado en siniestros, este año las pérdidas podrían ser del 13%.

¿Por qué alguien decide intentar defraudar al seguro?

  1. La razón más importante que reportan los asegurados es la falta de confianza en la compañía de seguros, especialmente quienes ya se han enfrentado a trámites y reclamaciones con anterioridad, al considerar que pueden obtener beneficios económicos fáciles a costa de las compañías.
  2. El fraude en reclamaciones se percibe como una actividad de bajo riesgo para quien la comete y que potencialmente puede tener más beneficios que perjuicios.
  3. Se cree que el fraude no afecta el precio de las primas de seguro.
  4. Se racionaliza diciendo que las aseguradoras “nunca pierden” o “¿qué tanto puede sufrir una empresa millonaria?”.
Ser peatón ¿es lucrativo para algunos?

¿Cómo detectan los fraudes las aseguradoras?

Las aseguradoras no son infalibles. Debido al número creciente de fraudes al año y conscientes de que muchos conductores intentan defraudar alegando un mayor número de lesiones tanto físicas como materiales, las compañías tratan de evitar estos delitos invirtiendo en equipos de investigación que se dedican exclusivamente a reducirlos. Axa por ejemplo, invirtió 5 millones de euros durante 2017 y tiene un equipo de lucha contra el fraude de 28 personas (en el mercado Europeo).

Los ejemplos más comunes de fraude en seguros es reclamar: falsos daños corporales, fingir robo de auto, realizar declaraciones falsas y especialmente alarmante en México es la simulación de atropellamientos.
Los seguros de auto es en donde se intentan más fraudes y son los jóvenes de entre 24 a 36 años quienes creen poder engañar a los ajustadores.

Los investigadores de las aseguradoras pueden detectar patrones o discrepancias en las declaraciones. Fue así como una red de delincuentes especializados en simular atropellos fue desmantelada. El primer caso detectado fue el atropellamiento de dos personas. Un mes después ocurrió otro accidente similar en la misma ciudad. Al investigador de la aseguradora le llamó la atención que los dos asegurados implicados hubiesen dado el mismo teléfono de contacto. A partir de ahí se investigó y se descubrió que se habían visto implicados en 30 accidentes de tráfico distintos. Alguno de los miembros de la red había llegado a estar involucrado en 19 siniestros, unas veces como conductor y otras como presunto peatón atropellado.

Las consecuencias del fraude en seguros

Las consecuencias cuando la aseguradora puede probar que se realizó un intento de fraude con una póliza son:
-Si la aseguradora descubre y puede probar el intento de fraude, en automático el cliente perderá su derecho a ser indemnizado o respaldado por el siniestro.
-Se puede rescindir el contrato de póliza y al titular ficharlo para que no pueda volver a adquirir un producto con alguna compañía aseguradora.
-La consecuencia más grave, aunque la menos usada, es perseguir el delito, ya que el fraude es considerado como delito por parte de las autoridades, entonces el asegurado puede enfrentar un proceso penal.

El costo de un fraude no solo es para las aseguradoras, los clientes pagan también al ser uno de los elementos que se toman en cuenta en el cálculo de las primas y si el fraude se incrementa, tendrá que verse reflejado en el monto de una póliza.

Más allá de un pronunciamiento ético, queremos dejar claro que las consecuencias de un fraude son para todos los que somos clientes de algún tipo de seguro de auto.

Para conocer la manera en la que integramos un ecosistema de solución en seguimiento de siniestros, curiosea nuestra nueva página.